El eje central de todo Nacimiento es el portal de Belén. La tradición Cristiana asegura que cuando José y María acudieron a Belén a empadronarse "se le cumplieron los días de alumbramiento y (María) dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento". De ahí que frecuentemente, el portal sea la reproducción de un establo o de una casa en ruinas. En él se sitúan las figuras de el buey y la mula, que se supone dieron calor al recién nacido, las figuras de María, José y el Niño Jesús en el pesebre donde se e acostó. Suele coronarse con la figura de un ángel anunciador de la Buena Nueva y una estrella en memoria de la que guió a los Reyes Magos hasta Belén. Actualmente, en otros Nacimientos menos tradicionales el establo se sustituye por un árbol, una gruta o las simples figuras al raso, pero la tradición no deja de tener sus encanto y la presencia de un portal clásico siempre resultará entrañable.
En cuanto a su ubicación, lo recomendable es ponerlo en una esquina de forma que el resto de figuras o de centros de atención queden encaminados hacia él. También en el centro exacto de la composición´n. Pero, sea cual sea su disposición siempre deberá estar iluminado de forma que su presencia dé sentido al conjunto y sea punto de confluencia de todas las miradas.
En mi sona, por Toledo, no se si por otras zonas de España, la tradición es dejar a la Virgen María acostada, hasta que llegue el 24 de diciembre, entonces se montará el pesebre con el niño, y la virgen estará levantada.
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